LOS CAMINOS DEL PUEBLO

  • Tupamaros y la Toma de Pando |

Cuando el reloj marcaba las 12:58, una pareja llegó a la comisaría de Pando. Dos policías, recostados sobre sus sillas, apenas levantaron la mirada. Rompiendo el clima de siesta, se acercaron al mostrador y pidieron hablar con el comisario. El oficial, aún reclinado, respondió: «No está, espérenlo». La pareja siguió mirándolo fijamente, sin atisbos de moverse un solo paso. Desganado, el uniformado se levantó balbuceando que lo aguardaran. Acto seguido, mientras el otro policía leía el diario, dos personas ingresaron para hacer una denuncia. A sus espaldas, los seguían tres hombres vestidos de oficiales. Para cuando el policía entendió la situación, las siete personas ya lo estaban apuntando. Comenzaba la toma de la comisaría.

En ese mismo momento, en el cuartel de bomberos sucedía algo similar. Dos hombres redujeron a un guardia y tomaron el lugar. A pocas cuadras de allí, otro grupo llegó a la Central Telefónica. Eran una pareja y cuatro acompañantes que dijeron ser de la Policía de Investigaciones y haber recibido una denuncia de bomba. Una vez dentro, fueron directo a los cables de entrada y salida de Pando y los cortaron para incomunicar la ciudad. Luego, reunieron a todo el personal en un cuarto donde les aseguraron que no les harían nada, ni nadie saldría herido. Les explicaron que eran tupamaros y les pidieron colaboración: era un operativo por el pueblo y para el pueblo.

Cerca de la esquina de Artigas y Solís, un pañuelo blanco se asomaba por la ventana de un auto. Era la señal que indicaba que la comisaría había sido tomada y era momento de comenzar con los bancos. En poco tiempo, los comandos debían terminar. Antes de la retirada, explicaron a la gente los motivos y dejaron volantes. Poco a poco, vecinos y vecinas salieron para ver qué ocurría y otras personas reclamaban por sus líneas telefónicas. En la calle, un policía disparó a los que escapan de uno de los bancos e hirió a un transeúnte que, al ser confundido con un tupamaro, fue abandonado sin atención médica. A las 13:20 habían concluido.

Pasados 22 minutos del inicio del operativo, los vehículos se encontraron a las afueras de la ciudad. Eran seis coches que avanzaban en fila, una caravana que, a la vista de cualquiera, parecía un cortejo fúnebre. Así, sin prisa, partieron hacia Montevideo. En el trayecto se dividieron y sufrieron enfrenamientos con la policía. Tres tupamaros y un oficial murieron, mientras que veinte guerrilleros fueron detenidos y torturados. Ese 8 de octubre de 1969, lograron tomar Pando, un operativo histórico y un homenaje a dos años del asesinato del Che. Una muestra de que podían ir por más, incitando las luchas del pueblo y señalando “un camino y una posibilidad con hechos tangibles”.