LIBERTAD O MUERTE     

  • La Batalla de Vertières y la independencia de Haití |

Pese a que el general le explicaba con claridad, Napoleón Bonaparte no comprendía: sus órdenes se cumplían al pie de la letra, pero el pueblo no parecía amedrentarse ante nada. Cientos de negros fueron ahogados en la bahía de El Cabo; 1500 perros, soltados para cazar rebeldes; y decenas de prisioneros, quemados vivos o enterrados hasta el cuello para ser devorados por insectos. El odio más puro y refinado puesto en práctica. Sin embargo, nada hacía mella. La última batalla ganada por los franceses -que prometía ser un alivio entre tanta barbarie- culminó con los esclavos convirtiendo Saint-Domingue en cenizas. Un soldado preguntó a un detenido por qué lo habían hecho y, lejos de buscar clemencia, respondió que tenían derecho a disponer de su trabajo como quisieran. Harto de la insubordinación, Napoleón pidió la cabeza de Toussaint Louverture: el responsable de todos sus problemas.

Capturado, el líder revolucionario fue puesto en un barco y enviado a Francia. Durante el traslado, Toussaint advirtió: “Al derrocarme, no han hecho más que cortar el tronco del árbol de la libertad negra en Saint-Domingue. Volverá a nacer de sus raíces, pues son numerosas y profundas”. Por temor a represalias, se decidió no asesinarlo, sino dejarlo morir en prisión. Por eso, se lo libró a un abandono total, sin alimento ni abrigo en invierno. Pese a todo, no lograron sacarle una palabra y, el 7 de abril de 1803, fue encontrado muerto sobre su silla. En un grave error de cálculos, Napoleón creyó que, en ese momento, ganaba gran parte de la batalla.

Ese mismo día, el pueblo esclavo, que no sabía de la muerte de Toussaint, redactaba su declaración de independencia. Por decisión de su líder Jean-Jacques Dessalines, se eliminó el blanco de la bandera de Francia y, en lugar de las iniciales RF (República Francesa), se escribió «Libertad o muerte». El 18 de mayo, se izó por primera vez la bandera haitiana. Unos meses después, aprovechando el comienzo de una nueva guerra entre Francia y Gran Bretaña, Dessalines decidió actuar. Era el inicio de la Batalla de Vertières.

Con todo Haití levantado en armas, las tropas colonialistas comenzaron a verse avasalladas. Era prácticamente imposible capturarlos; atacaban y escapaban por tierra, y lo mismo hacían por los ríos. Era una guerra de guerrillas que los tomó por sorpresa y no parecía tener freno. La noche del 16 de noviembre, el pueblo atacó los fortines de El Cabo. En poco tiempo, el general francés Rochambeau comprendió que no tenía sentido: no importaba cuántos negros matase, siempre aparecían más, dispuestos a dar sus vidas por la revolución. Dicen las crónicas que una súbita y torrencial lluvia detuvo el combate. Esa misma noche, Francia abandonó la isla. Era el comienzo de la primera independencia de América, la única en la historia en la que los esclavos negros se liberaban a sí mismos. Siete meses después de la muerte de Toussaint, la causa por la que dio su vida estaba cumplida.