GÜEMES: TENSIONES ENTRE EL PASADO Y EL PRESENTE

Por Facundo Sinatra Soukoyan |

A casi 240 años de la conmemoración del nacimiento de Martín Miguel de Güemes, ícono por excelencia de la liturgia provincial salteña, la antropóloga Andrea Villagrán y el historiador Gabriel Di Meglio ponen en debate y reflexión aristas de su legado y de las apropiaciones que se realizaron en torno a su figura a través de los años.

Existe un punto de partida que resulta ineludible en todas las semblanzas que se refieren a Güemes: su carácter netamente popular. Se lo ve en las calles, en los tonos, en los relatos y en el acervo cultural salteño.

Esta idea así la explica Gabriel Di Meglio, historiador docente e investigador: «Güemes claramente era un líder popular, este es uno de sus rasgos centrales. Es un militar exitoso, es un político hábil, pero buena parte de su éxito político y militar tiene que ver con los grupos populares que lo siguen y a quienes él favorece con medidas concretas».

Aquellos gauchos a los que Güemes reconoce con legislaciones en su favor son los que lo acompañaron en la gesta denominada Guerra Gaucha. «Esta fue una guerra de guerrillas, o guerra irregular, que efectivamente fue muy importante en toda la guerra de independencia del espacio americano. Salta y las tropas que condujo Güemes son ejemplos paradigmáticos de esta guerra. El mapa americano se cubre de estas fuerzas milicianas que van a ser fundamentales no solo en la guerra de independencia, sino a partir de entonces en las formas de hacer la guerra en el sur del continente».

Gabriel Di Meglio, historiador.

Di Meglio resalta los trabajos de Sara Mata y Gustavo Paz en torno al estudio de la gesta güemesiana en el norte, quienes muestran, a través de sus estudios, cómo se desafió el orden social existente. «Por ejemplo, con el fuero militar que les permite a los gauchos, como se les empieza a llamar a partir de 1814, ser juzgados por sus oficiales y no por la justicia ordinaria, situación que facilita las expropiaciones de ganado de estancias, entre otras cosas. A su vez, con el no pago de arriendo mientras estaban en armas, que fue casi una década, mucha gente podía dejar de pagar el alquiler, lo que generó que muchos propietarios no recibieran alquiler por la tierra. Eso es un cambio muy importante que le da a la revolución en Salta y Jujuy un contenido social muy fuerte».

HISTORIA DE INTERPRETACIONES

Tal como lo explica la antropóloga y docente de la Universidad Nacional de Salta, Andrea Villagrán, la figura de Güemes se va edificando en diferentes direcciones, así como también actualizando con el correr de los años.

Comenta Villagrán: «Desde fines del siglo XIX y a lo largo de todo el siglo XX, van apareciendo interpretaciones y disputas por darle otra clave de significación a la figura de Güemes. Entonces hay momentos que son clave. En la primera década del siglo XX, aparece una producción de narrativas históricas locales que van a recuperar a Güemes en clave de héroe de la patria».

Andrea Villagrán, antropóloga.

«Después viene otro momento, en los años 20, sobre todo en el primer centenario de Güemes, donde es un momento propicio para resignificar la figura y darle otra clave de interpretación en donde se habilita la aparición de un Güemes más popular. Esa clave de significación empieza a tener sentido en un tipo de políticas de Estado, que acompaña la gobernación de Joaquín Castellanos, quien está a cargo cuando se realiza la conmemoración del primer centenario. Los festejos tienen esa impronta, a la vez que se desarrollan una serie de leyes que van tener una clara sintonía y un dialogo directo con el fuero gaucho. Hay una analogía en el primer centenario y elementos de la política de aquel gobierno de Güemes que se recuperan», agregó Villagrán.

Aquel momento de la historia, que pudiera haber sido una reafirmación en las convicciones güemesianas para con el pueblo, no logran cuajar y esa interpretación reivindicativa queda trunca. Esta no será entonces la vertiente de significación en clave política que prospere alrededor de la figura de Güemes.

«La línea que toma fuerza es más bien la de la heroización, que tiene una clara materialización en el 1931 con la inauguración del monumento. No hay que olvidar que se da en un contexto de facto, donde llega el presidente José Félix Uriburu a Salta personalmente a inaugurar el monumento. La imagen de Güemes sufre una especie de domesticación y pacificación, sacándola de la clave política y llevándola al terreno de lo cultural, de una cultura que aparece enunciada en términos de armonía con la naturaleza», concluye la antropóloga.

«La Muerte de Güemes», de Antonio Alice. Año 1910.

APROPIARSE DE LA FIGURA

«Un héroe múltiple» es la investigación que Andrea Villagrán editó luego de un largo proceso de investigación y trabajo antropológico basado en el estudio de los rituales alrededor de la figura.

«Comencé las indagaciones acerca de Güemes poniendo el foco en el uso que hizo el gobierno provincial de Salta entre el año 1995 y el 2003, donde la figura de Güemes empezó a tener una presencia notable, tanto en la comunicación del Gobierno, acompañado por el lenguaje publicitario, toda la producción de materiales comunicacionales, pero también excedía eso y se transformó en una liturgia estatal permanente, una utilización muy evidente de la figura (…). Aparte del lenguaje publicitario, era muy evidente también la aparición en el espacio de la ciudad, hay una producción simbólica de elementos de identificación colectiva. Aparece una bandera provincial, los taxis están todos pintados con los colores del poncho gaucho, las paredes de la ciudad son blanqueadas y aparecen con una imagen plana de la silueta de Güemes estampado. Hay una presencia notoria que se vuelve evidente». Este uso que comenta Villagrán se consolidará con el paso de los años, apostando aún más hacia el intento de cohesión social detrás de la figura del líder gaucho.

La antropóloga salteña pone énfasis en las diversas aristas que comienzan a significar: «Se comienza a construir una producción polisémica de la figura donde emerge la noción de múltiple. Un héroe capaz de contener sentidos disímiles y hasta contradictorios y de permitir formas de apropiación social desde diferentes sectores. Tanto desde agrupaciones gauchas que se autodefinen como gauchos sin tierra, o gauchos pobres, hasta el uso que se hace desde los sectores terratenientes, hacendados y vinculados con los espacios tradicionales de poder local».

Inauguración del monumento a Güemes. Salta, año 1931.

REINTERPRETAR

Las agrupaciones gauchas que llevan adelante su autoproclamado legado güemesiano se cuentan en más de 200 y sostienen una tradición reinterpretada alrededor de una figura con diversas lecturas sociales y políticas.

Gabriel Di Meglio comenta a propósito del tema: «Lo que creo es que, en la reivindicación más tradicionalista de Güemes, aunque su popularidad se resalte, se le borra o se le licúa el contenido de desafío social. Güemes fue un líder popular muy importante, como fue Artigas, por ejemplo. Güemes no era un padre benefactor, sino que era presionado por sus bases y tenía una relación tensa con ellos. Eso se borró, solo hay patriotismo, amor y comprensión. Sin negar el contenido en que Güemes era carismático y era alguien que sabía conducir a la gente, no solo es en base a palabras, sino también en base a medidas concretas. Y eso creo que se ha perdido en el recuerdo histórico, dejando solo el lado militar, de autonomía provincial y de orgullo regional».

Andrea Villagrán aporta al respecto: «Se va generando una producción de la heroización en la figura. Porque, cuando es reconocido como una figura heroica, la producción de sentido desplaza a la figura histórica del escenario, del eje de las tensiones, las disputas y los conflictos políticos. La figura puede ser llevada a un plano más cultural, y eso es lo que sucede con la resignficación en clave de héroe gaucho. Güemes es producido en esa sintonía, recuperando elementos que van a estar asociados al paisaje, a la naturaleza, a un modo de ser local que se enuncia en clave casi telúrica. Se genera una valoración descentrada de los conflictos, las tensiones y las disputas entre sectores políticos y grupos sociales en Salta».

«El General Güemes y sus gauchos», de Desiré Marius Bourrelly. Año 1922.

Este borramiento de la mirada política y social de aquel movimiento güemesiano logra homogeneizar un discurso que oculta inclusive contenidos nodales como el concepto de la lucha por la patria que se tenía en aquel momento.

Al respecto, Di Meglio comenta: «Para muchos de los que siguieron a Güemes, claramente luchar por la patria era luchar por una sociedad más justa, luchar por una redistribución de la riqueza y luchar por una sociedad más igualitaria, sobre todo. Durante esos años funcionó. Después, a la elite salteña y a elite jujeña les costó mucho reconstruir el orden, aunque lo consiguieron y lograron una desmovilización muy clara en décadas siguientes».

La elite de la cual formaba parte también Güemes será la que se confabule para perseguirlo hasta su muerte. Aquella elite que necesitó años para restituir el orden no solo llegó a su objetivo, sino que también logró apropiarse de la figura del caudillo.

Como relata Di Meglio, «se borró lo que fue fundamental en el sistema de Güemes, y que explica el odio que concitó entre muchos de su propia clase, que tiene que ver con el desafío social, algo que fue muy marcado en el momento y que no hay que olvidar». Será tarea entonces de desandar un camino escrito con letras populares, pero con puño ajeno. Un sendero de apropiaciones y resignificaciones en distintas direcciones. Será momento, a su bicentenario, de retomar el ideario de aquel que, junto a sus hermanos, miró con ojos locales un proyecto mucho más amplio, el de la liberación american