EL PUEBLO POR EL PUEBLO

  • El Correntinazo |

Otro golpe de Estado militar y ahora era Arturo Illia quien sería derrocado. Como en un trágico déjà vu, el país veía asumir a los uniformados al poder una vez más. Los mismos que le habían permitido a los radicales gobernar le daban fin a su mandato. Así, la autodenominada Revolución Argentina llegaba a la Casa Rosada. Sin embargo, a diferencia de los golpes anteriores que se presentaban como previsionales, esta vez, llegaban asegurando que se establecerían de forma permanente. Al frente de todo aparecía el general Onganía, y los años que vendrían serían recordados como tiempos de fugas de cerebros, puebladas, ajuste y represión policial y militar. Una muestra de la Argentina por venir.

Años después, en mayo de 1969, el rector de la Universidad Nacional en Corrientes, Carlos Walker, ordenaba la disolución de los centros de estudiantes. Además, tras privatizar los comedores, anunciaba un aumento del 500%. El problema, lejos de ser económico, era que ese espacio se había transformado en un centro de reunión para discutir política. Walker, hombre colocado a dedo por Onganía, cumpliría su parte. Pero la respuesta de los grupos estudiantiles no tardaría en hacerse escuchar y, sin demoras, comenzaron a organizarse para defenderse.

El plan era realizar un boicot al comedor con actividades que iban desde asambleas hasta manifestaciones. Con el paso de los días, se crearon ollas populares y se logró el acompañamiento de la CGT. Lo que nació como un reclamo estudiantil, al tiempo, contaba con grupos de docentes y el movimiento de Sacerdotes para el Tercer Mundo. Para el 13 de mayo, la policía era enviada a las calles. La orden era parar, como fuera, los reclamos que iban en aumento. Así, a fuerza de gases, balas de plomo y detenciones arbitrarias, se reprimiría cualquier reunión estudiantil. En medio de un caos social, la solidaridad haría la diferencia: gracias a la ayuda mutua, desde las casas se resguardaría a la gente que estaba siendo perseguida y se trasladaría a hospitales a las personas heridas. Pero la violencia estatal iba en aumento y, dos días después, se decidirá realizar una manifestación masiva. El punto sería en la plaza 25 de Mayo.

El 15 de ese mes, Corrientes salía a las calles en una marcha histórica. En frente, las fuerzas de choque de la dictadura aguardaban la orden para actuar. Luego del mediodía, un coche de la policía interceptaba un grupo de estudiantes y comenzaba a disparar. Varias personas fueron heridas y un joven llamado Juan José Cabral era asesinado. La noticia corrió velozmente en la provincia y los locales comenzaron a cerrar en repudio a la violencia contra una marcha pacífica. El Correntinazo lograría que no se privatizara el comedor, la expulsión de Walker y daría el puntapié a luchas populares. Una a una, desde el Rosariazo hasta el Cordobazo, fueron debilitando a Onganía hasta llevarlo a su fin. La solidaridad del pueblo por el pueblo siempre fue demasiado peligro para el poder.