LA SOCIEDAD OBRERA

  • La FORA |

La puerta de la fábrica de sombreros Franchini se abría y los obreros comenzaban a salir. Una jornada más que terminaba y trabajadores de todas las edades, hasta chicos de entre 8 y 12 años, salían hacia la calle. No había nada ilegal, ni siquiera la noticia que acababan de recibir. Los patrones se sabían amparados por la ley y contaban con el respaldo del presidente Roca. Aquel día, en medio de una situación no daba para más, alguien propuso juntarse afuera. El problema no era menor: los dueños de las fábricas del rubro, para no perjudicarse entre ellos, habían resuelto tomar en conjunto la misma decisión. A partir de ese momento, los salarios, ya irrisorios de por sí, bajaban de 1 peso cada 100 sombreros, a 40 centavos. A cada persona, dependiendo su labor, se le bajó proporcionalmente. Era el año 1900 y, como pudieron, los trabajadores declararon la huelga. Y no sería el único rubro. Cada uno daría su pequeña gran lucha.

Ante el avance sin freno de una burguesía omnipotente, las huelgas se fueron sucediendo una a otra. Sin embargo, sin organización, las conquistas serían escasas. Si bien el anarquismo era mayoritario entre los gremios, para ese entonces, socialistas y anarquistas se unían para debatir los pasos a seguir. De un lado, se creía en la elección de representantes que llevasen las demandas al poder; del lado ácrata, se abogaba por la acción directa. Así, con las cartas sobre la mesa, el 25 de mayo de 1901 se dio inicio a una serie de sesiones históricas que forjarían el nuevo camino de la organización popular.

En la calle Suárez 776, La Boca, 50 delegados de varias sociedades obreras del país se reunieron en un congreso. Anarquistas, socialistas y gremialistas, a pesar de sus diferencias, se unieron para dar forma a un nuevo programa. A las 9:30 comenzaba la primera de una serie de sesiones que daría como fruto la creación de lo que sería la FORA -Federación Obrera Regional Argentina-. Una central representativa desde donde se defenderían derechos ante los abusos del Estado y del sector empresarial, donde se organizarían huelgas generales y se uniría a los distintos gremios para articular acciones de un pueblo que, hasta ese momento, se encontraba disgregado.

A través del sindicalismo, distintas ideologías se unían buscando la solidaridad mutua. Un ejemplo de lucha que marcaría a fuego la historia argentina. Vendrían tiempos de combatividad y de choques contra un capitalismo que no escatimaría fuerzas ante la resistencia popular. Las huelgas pararían el país y se lograrían conquistar derechos que aún hoy perduran. Desde la oligarquía, comenzarían los intentos de desarticular al pueblo y de apropiarse de los gremios. Una larga historia de luchas, conquistas y represión que hoy, a más de 120 años, parece más necesario que nunca recordar.