ESO QUE PASA A LA SOMBRA DEL PODER

  • La Masacre de Monte |

La historia comienza en la madrugada del 20 de mayo de 2019, en San Miguel del Monte. Cinco jóvenes deciden salir a dar una vuelta por la cuidad en un Fiat 147. Al volante iba Aníbal Suárez, tenía 22 años y era el mayor del grupo. Junto a él se encontraban Gonzalo Domínguez, Rocío Guagliarello, Camila López y Danilo Sansone, de entre 13 y 14 años. A poco de haber comenzado el viaje, pasaron junto a una comitiva policial y, acto seguido, notaron que unos patrulleros iban detrás. Los estaban siguiendo. Lo que en un comienzo debió de haberles llamado la atención, de un segundo para el otro, se transformó en una cacería. Lo que vendría luego duraría apenas unos poco minutos: en medio de una sorpresiva persecución, la policía comenzaba a dispararles.

A las pocas cuadras, el auto chocó contra el acoplado de un camión que se encontraba estacionado. Cuatro jóvenes fallecieron en el acto y la única sobreviviente, con graves lesiones, fue Rocío. Las familias serían informadas, pero con el detalle de que la notificación hablaba de habían sufrido “un accidente”. De aquí en más, se ponía en marcha el trabajo de la prensa y la Policía para instalar una verdad oficial. En primera instancia, se buscaría acusar a los jóvenes de escapar tras un robo. Luego, la entonces ministra de Seguridad, Patricia Bullrich, optaría por culpar a la población de San Miguel del Monte diciendo que tenía «una cierta relación de distancia», miedo y desconfianza con la Policía. El foco, siempre lejos de lo que realmente ocurrió.

Contradiciendo el discurso de los uniformados que aseguraban que lo que tenían en la mano eran linternas para ver la patente, rápidamente salieron a la luz las declaraciones de quienes afirmaron haber visto a la policía perseguir a los tiros a un Fiat 147. Tiempo después, un video de las cámaras de seguridad mostraría imágenes de un oficial disparando con medio cuerpo fuera de la ventanilla del patrullero. Por último, las autopsias evidenciarían que Camila tenía un disparo de un arma 9 mm en el glúteo. El operativo de prensa y del Gobierno empezaba a quebrarse.

Años después, el jurado dictaminó que existieron dos secuencias esa noche y, al mismo tiempo, distintas responsabilidades. Son siete los policías condenados, tres de ellos por encubrir el accionar durante la masacre, y otros 16 aún aguardan juicio oral para ser juzgados. Si algo de toda esta masacre salió a la luz, fue gracias a la lucha de sus familiares y de quienes declararon tras presenciar los hechos. El Gobierno, la prensa hegemónica y las fuerzas represivas hicieron, como siempre, todo lo posible para encubrir, callar y que continuara el juego. Historias repetidas de impunidad, de locura y de muerte. Todo eso que pasa a la sombra del poder.