¡VIVA VILLA!

  • Pancho Villa y la invasión a Estados Unidos |

Cuando las tropas villistas emprendieron rumbo de regreso hacia sus tierras, Francisco Villa pareció esfumarse. De un segundo al otro, se perdió por completo su rastro y nadie parecía saber qué había sido de él. Sus enemigos intentaron esbozar teorías, y los más osados se atrevieron a darlo por muerto. Alguna explicación debía de haber, pero nadie sabía por dónde empezar. Quienes estaban por la zona dijeron que había recibido un disparo en la pierna derecha, cerca de la rodilla. Otras voces afirmaban que se había desangrado al caer de su caballo mientras aseguraban saber hasta el día de su entierro. Sin embargo, en los Estados Unidos nadie tenía información precisa. Debían comenzar la búsqueda inmediatamente, fuera cual fuera el paradero del guerrillero. Acababa de invadirlos, y había salido con vida para contarlo.

Días atrás, una mañana de febrero de 1916, cerca de 600 personas partieron hacia el norte sin saber exactamente hacia dónde iban. Al frente iba el general Pancho Villa, marcando el paso. A los pocos días de viaje, el 22 del mismo mes, Villa reunió al grupo y les comunicó el destino: Columbus, Nuevo México, Estados Unidos. La sorpresa de sus soldados no fue poca al escuchar que invadirían al país vecino. Villa explicó que allí los aguardaba un campamento militar fronterizo donde se había establecido una pequeña ciudad. Además, les dijo que no iban porque sí: entre otras razones, iban a devolver el golpe del libre paso que el país del norte había permitido a las tropas de Carranza durante la Revolución mexicana.

A la madrugada del 9 de marzo, Villa y su gente de la División del Norte dejaban Palomas para entrar en territorio estadounidense. Al grito de “¡viva Villa!”, las tropas revolucionarias se hicieron de 300 fusiles, 80 caballos, 30 mulas e incendiaron un hotel mientras esquivaban balas de civiles que buscaban asesinarlos. Luego de una batalla de más de seis horas a la que se sumó el ejército estadounidense, las tropas de Villa mataron a 37 militares, 20 civiles y perdieron a varios de sus hombres también. Seis días después, 10 mil soldados de los Estados Unidos cruzaban la frontera hacia el sur. Tenían la orden de capturar con vida a Pancho Villa, llevarlo como trofeo de guerra y asesinarlo. Comenzaba lo que llamarían «Expedición Punitiva».

Tras once meses de una larga búsqueda, la misión fracasó. Villa no fue capturado, ni tampoco sus tropas aplacadas. Ni el ejército estadounidense ni el de Carranza habían podido cazarlo. Por el contrario, con el tiempo, se despertaba aún más en el pueblo mexicano el rechazo a los Estados Unidos. Villa, que había aguardado parte de esos meses escondido en una cueva mientras era buscado, salió para retomar una lucha que nunca había abandonado. Vendría por delante otro capítulo de la revolución, tal vez, de los más encarnizados. Pancho Villa, por su parte, aún tenía varias historias más por escribir.