AHORA CON DINAMITA

  • El Choconazo |

El Chocón es “la obra del siglo”. La prensa que seguía firme los mandatos de Onganía no dejaba de promocionar con orgullo el flamante proyecto y transmitía, una a una, las palabras textuales de la dictadura. Según informaban, se auguraban tiempos de grandes avances en el país. Durante aquellos días, el Gobierno de facto militar se jactaba a viva voz de su represa faraónica mientras cientos de trabajadores comenzaban a llegar desde distintas partes de la Argentina y de países limítrofes buscando la oportunidad tan esperada. Serían cerca de 5000 obreros quienes pondrían en marcha, en la provincia de Neuquén, la construcción de una central hidroeléctrica. Y, sin saberlo, serían parte del fin de un dictador que había prometido quedarse el tiempo que quisiera.

El negocio aseguraba total tranquilidad para las empresas inversoras y, como es usual, esto significaba lo opuesto para el pueblo. Al poco tiempo, los trabajadores presentaban un documento en el que denunciaban sufrir condiciones esclavistas: desde un pago del 40% menos y jornadas de 12 horas hasta hacinamientos, falta de baños y abandono en las bajísimas temperaturas patagónicas. En unos meses, ya había ocho obreros muertos. Ante estas demandas, solo recibieron a cambio el más absoluto silencio empresarial y el de la UOCRA. Es por eso que, convocados en asamblea, los obreros eligieron a sus propios delegados: Alac, Olivares y Torres. Ahora sí, comenzaban a escucharlos.

De un día para el otro, la policía se presentó buscando a los delegados. Inmediatamente los trabajadores decretaron la huelga y la UOCRA advertía que esa lucha era una «inconducta gremial». Día más tarde, el 23 de febrero de 1970, iniciaron una segunda huelga general. Ahora eran cerca de 4000 obreros que tomaban la central reclamando derechos en un ejemplo de lucha y solidaridad. Mientras el Gobierno enviaba gendarmes y policías a reprimir, dos caravanas llegaban desde la ciudad en apoyo a los trabajadores. Contra el armamento militar, el pueblo ofreció barricadas, guardias y organización. Además, contaban con trabajadores bolivianos que tenían conocimientos sobre explosivos y con uruguayos, chilenos y paraguayos con amplia experiencia en resistencia.

«El Chocón: Ahora con dinamita», publicaba el periódico clandestino de la CGT de los Argentinos a la par de un apoyo popular que iba en aumento. El 13 de marzo, tras la liberación de detenidos y una nueva propuesta, los obreros decidieron finalizar la huelga. Al día siguiente, 800 hombres armados de la dictadura ingresaron al predio y detuvieron a los dirigentes. Pero no como querían. En ese momento, un gendarme le dijo a Alac: «Te saliste con la tuya, te tuvimos que sacar esposado». Terminaba una lucha que fue ejemplo. Otro “azo”, otro golpe de muerte a un Onganía que tenía los días contados. Una de las páginas más memorables de un pueblo que supo unirse y ser más que las botas que soñaban enterrarlo.