
- La Masacre de Pasco |
Una caravana de autos frena abruptamente a metros de la avenida Pasco. Son ocho vehículos y alguno lleva luces de policía en el techo. De un segundo al otro, las puertas se abren y 20 personas empiezan a bajar. Dos van a cara descubierta, uno lleva una máscara de carnaval y el resto está encapuchado. Sus movimientos indican que no hay improvisación y que saben perfectamente lo que tienen que hacer. Quienes se encuentran dentro del bar El Recreo se alertan por las frenadas y, de inmediato, escuchan las puertas del lugar abrirse con violencia. La imagen es más que grotesca: armados con ithakas, ametralladoras y pistolas, los hombres irrumpen en el local y apuntan. Dicen buscar al concejal Lencina y no dan muchas más explicaciones. Así comienza la Masacre de Pasco.
Pese a la insistencia, el hombre no está ahí. Frustrados, destruyen todo a su paso, roban las pertenencias de los presentes y salen para continuar su recorrido. Durante la hora siguiente, el grupo de tareas de la Triple A recorre cada uno de los lugares que tienen marcados del barrio San José, en Lomas de Zamora. Es el 21 de marzo de 1975 y, tras capturar Lencina y consumar varios secuestros, registran viviendas, allanan una unidad y asesinan a una mujer. Luego suben a los detenidos a los autos y a un colectivo robado para seguir viaje. Entre ellos, van dos chicos de 14 y 16 años y dos personas que son confundidas con otras por sus apodos.
Al llegar a destino, los bajan de los vehículos a empujones y los dejan sobre la calle de tierra. Quienes se asoman de las casas al escuchar ruidos poco comunes en un barrio tranquilo son rápidamente apuntados por los parapoliciales para que entren nuevamente. Los secuestrados son forzados a arrodillarse mientras los encañonan bajo las luces de las calles. Uno de ellos se niega. No va a obedecer: si me van a matar, dice, será de pie. La lluvia de plomo lo acribilla junto al resto y, bajo las luces de la calle, los asesinos empiezan a acomodar los cuerpos en un mismo lugar. Sobre Lencina colocan varios explosivos y, acto seguido, hacen volar todo.
Los cadáveres mutilados quedan esparcidos por el lugar, y partes de estos serán encontrados a 40 metros de distancia. Antes de irse, los parapoliciales dejan una bandera con letras rojas que dice: “Fuimos Montoneros, fuimos del ERP”. Luego, ante la mirada aterrada e incrédula de los vecinos que salen de sus casas, llega la policía. Un espectáculo digno de una película de terror. La tarea de “depuración” del peronismo, firmada por Perón más de un año atrás, opera cada vez más a la luz del día. Los medios para esto, como decía el documento, serán los que decidan «los dirigentes de cada distrito». Mientras tanto, tras ser la destitución el intendente de Lomas de Zamora, Pablo Turner, como parte de esta reorganización política, un hombre llamado Eduardo Duhalde toma el mando. Los tiempos están cambiando abruptamente.