- El origen de la Triple A |
El periodista no salía de su asombro. Cuando terminó de leer el documento, sacó la mirada del papel y observó al gobernador que se lo había entregado. El título decía “reservado” y no podía ser falso. Durante unos instantes se mantuvo en silencio, como aguardando alguna respuesta, algo que pudiera explicar la situación. «Esto significa dar piedra libre a los comandos de la muerte», le dijo el gobernador y luego sostuvo que bajo ningún concepto se revelara su identidad. El 2 de octubre de 1973, La Opinión publicaba en su matutino un artículo que llevaba como título “Drásticas instrucciones a los dirigentes del Movimiento para que excluyan todo atisbo de heterodoxia marxista”. Debajo, el documento completo. Al pie, la firma del hombre que asumiría el cargo de presidente de la nación en tan solo 11 días: Juan Domingo Perón.
El día anterior, en la Quinta de Olivos, se había llevado a cabo una reunión en la que habían participado Perón, Lastiri, López Rega, Llambí, Martiarena y varios gobernadores del peronismo. Allí, se había planteado que la muerte de Rucci significaba el punto más alto de una escalada de agresiones perpetradas por “los grupos marxistas terroristas y subversivos en forma sistemática». Una «verdadera guerra desencadenada contra nuestra organización». Por eso, el “estado de guerra”, tal y como afirmaba el documento reservado, obligaba no solo a asumir una defensa, «sino también a atacar el enemigo en todos los frentes y con la mayor decisión».
Para esto, debía realizarse una intensa campaña buscando esclarecer diferencias con las ideas del «enemigo». Se pondría en marcha un sistema de inteligencia en todos los distritos «al servicio de esta lucha» y se impediría toda propaganda marxista «máxime cuando se presenten como si fueran peronistas, para confundir». Por último, se dejarían claros los medios de lucha sosteniendo que se utilizarían «todos los que se consideren eficientes, en cada lugar y oportunidad». Unos pocos meses después, el 21 de noviembre, se llevaba a cabo el primer atentado que se registra de la Triple A.
A comienzos de 1974, Perón designaba como subjefe de la Policía Federal al comisario Alberto Villar, hombre que, durante la dictadura autodenominada Revolución Argentina, había organizado los primeros ataques contra la guerrilla. Durante esos días, además, se publicaba la primera lista negra de la Triple A y la policía comenzaba a allanar librerías y secuestrar libros. De esta forma, con hombres como Almirón y Morales al frente, la Alianza Anticomunista Argentina salía a las calles para dar inicio al terrorismo de Estado. La primavera había terminado rápidamente, ahora, la Argentina se encontraba a las puertas de los tiempos más oscuros y sádicos de su historia reciente.