- La sublevación del Gaucho Rivero |
El gobernador Luis Vernet escuchó la orden del capitán británico John Onslow. Debía abandonar inmediatamente su cargo en las Islas Malvinas. De ahora en más, eran posesión del Reino Unido. El 3 de enero de 1833, las fuerzas invasoras desembarcaban, colocaban un mástil e izaban su bandera. Acto seguido, retiraban la argentina y la entregaban a quienes habitaban la isla. Tras algunas formalidades y ceremonias a la vista de un puñado de personas, Onslow declaraba formalizado el acto. No habría mucho más. Vernet partiría hacia Buenos Aires dejando en la isla a 22 trabajadores que habían sido integrantes de su colonia, en su mayoría gauchos y criollos. Días después, Matthew Brisbane, un fiel colaborador suyo, se ponía al servicio de los ingleses y, a su vez, cumpliría la labor de ser representante de los intereses de Vernet. El exgobernador había partido, pero los negocios eran los negocios.
Durante los meses siguientes, para los trabajadores de Vernet la situación comenzó a hacerse cada vez más dura. El maltrato que recibían por parte de los capataces, sumado a la explotación a la que eran sometidos, hacía la vida intolerable. Se les había prohibido alimentarse del ganado del patrón y solo tenían permitido cazar animales silvestres. Además, no se les pagaban sus sueldos con dinero de curso legal, sino que se les continuaba dando vales emitidos por Vernet que, paradójicamente, no eran aceptados en la única despensa de la isla. Así, meses después de que los ingleses pisaran las Islas Malvinas, la situación se tornó insostenible.
No se sabe exactamente cómo se gestaron los hechos, si es que hubo reuniones, planificación o si fue más bien un acto casi impulsivo que nacía de la bronca y del dolor. Sí se conoce que Brisbane había sido avisado de que algo podía pasar, pero decidió no escuchar advertencia alguna. Lo cierto es que, a media mañana del 26 de agosto, un grupo de ocho trabajadores, con el gaucho entrerriano Antonio Rivero a la cabeza, se sublevó contra las autoridades de la isla. Utilizando facones, espadas, boleadoras o algún arma que pudieran tomar, atacaron dando muerte a cinco personas, entre ellas, Brisbane y varios hombres de confianza de Vernet.
Consumada la sublevación, tomaron las instalaciones e izaron la bandera de la Argentina. A los colonos que representaban intereses británicos se les permitió trasladarse a un islote cercano. Así, con la isla recuperada, vivieron durante casi seis meses hasta que, luego de varias expediciones británicas y tras meses de resistencia, el 18 de marzo fueros apresados. Rivero y sus compañeros serían llevados ante la justicia del Reino Unido, que decidió devolverlos a la Argentina a mediados de 1835. Los pasos del gaucho se perderían de ahí en más. Hay quien dice que su destino lo llevaría a enfrentar a las tropas anglofrancesas durante la batalla de Vuelta de Obligado. Allí, según se cuenta, murió en combate.