ALGO MÁS QUE UNA BANDERA

  • Manuel Belgrano |

Era febrero de 1820 y un ya débil y enfermo Belgrano partía de Tucumán rumbo a Buenos Aires. Los sueldos atrasados del Gobierno eran su única esperanza y emprendía camino con dinero prestado que tenía en mente devolver. Sería su último viaje. Iba acompañado de su médico, cansado y a la espera de una decisión que nunca llegaría de una Junta que no se mostraba dispuesta a atender esos temas. Décadas más tarde, la historia oficial se encargaría de despojarlo de muchas de sus cualidades y, bajo el sello de héroes de la patria, lo igualaría con quienes aspiraron a objetivos diametralmente opuestos, dejando de lado a quién realmente fue “el creador de la bandera” y por qué luchó. Por eso, para recordar que algunos apellidos que ayer se le oponían hoy siguen al frente de la oligarquía, es preciso tener presente que, muchas veces, quienes cuentan la historia nos tapan la historia.

El 20 de junio de 1820 Manuel Belgrano moría enfermo y en la más absoluta pobreza. En sus últimos días, aquel hombre que había propuesto una reforma agraria y creía imprescindible dar tierras a quienes vivían entre «desnudez y miseria» le pagaba a su médico con lo único que le quedaba: su reloj. Así vivió una de las mentes más lúcidas de la Revolución, entendiendo que la independencia debía fundarse sobre la igualdad de los pueblos, en convivencia con “los naturales”, quienes no deberían pagar tributos y tendrían libre derecho a sus tierras. Además, promulgó la educación gratuita, sin distinción, y criticó que se relegara a la mujer a un segundo lugar en todos los aspectos sociales. Por eso, combatió en el frente junto a Remedios del Valle, Silva de Gurruchaga o Juana Azurduy, fomentó que las mujeres tuvieran igual espacio en la prensa y criticó el concepto de la mujer como mera esposa y devota del hombre.

Férreo defensor de la producción y la industria nacional, Belgrano advertía sobre los peligros de lo que hoy manda en el mundo, el libre mercado: «La importación de mercancías que compiten con el consumo de las del país trae tras de sí necesariamente la ruina de la nación». Llamaba a crear un país distinto, sin personas que disfruten “de los bienes y servicios de la tierra” y otras que solo trabajen “para que las otras disfruten”. De este modo, lideró el éxodo jujeño devolviendo las tierras “robadas por los blancos” al Paraguay y desobedeciendo órdenes cada vez que lo consideraba necesario para escribir la historia que hoy conocemos.

Entre manuales oficiales sesgados a tijera y monumentos que enaltecen a quienes masacraron al pueblo, entre genocidios decorados de patriotismo y la más brutal esclavitud, es necesario tener presentes a quienes dieron la vida por lo opuesto. Y tal vez, por eso, a Manuel Belgrano se lo quiera ubicar siempre como un simple creador de la bandera.