UNA SERPIENTE ROJA SOBRE EL PARANÁ

  • El Villazo |

Algo raro estaba pasando en Villa Constitución. Por la madrugada, la gente comenzó a asomarse desde las ventanas de sus casas para ver de qué se trataba ese fuerte sonido que se acercaba por las calles. Vecinos y vecinas saldrían a las veredas para encontrase con una enorme caravana de más de 4000 efectivos de las fuerzas conjuntas de la Policía y de la Prefectura Naval. Una columna que constaba de más de 1 km y medio de vehículos que irrumpían en la ciudad. Acompañando el despliegue de las fuerzas del Estado, iba otro grupo nacido del seno del poder: los parapoliciales de la Triple A. El Gobierno de Isabel Perón había decidido parar, como fuera, una gesta popular que no se detenía. El operativo Serpiente Roja del Paraná estaba en marcha. Eran los primeros trazos de un terrorismo de Estado que iba tomando peso y forma.

Meses atrás, con gran apoyo de la población, el sindicato de delegados combativos arrasaba en las elecciones. Pero esta victoria no estaba dentro de los planes de Lorenzo Miguel -UOM- o de la CGT ni, por sobre todas las cosas, de quienes manejaban los hilos del poder. Así, tras sufrir despidos selectivos, resistir a interventores e integrantes de la Triple A y ser excluidos de nuevas elecciones, los trabajadores de la fábrica Acindar decidieron levantarse y dar un paso más: había que tomar la fábrica. Solo así, serían escuchados. José Martínez de Hoz, hombre que se encontraba al frente de la empresa, no lo iba permitir.

Tras días de lucha, el 16 de marzo de 1974, más de 12.000 personas se convocaron en la plaza central para festejar que los puntos exigidos habían sido conquistados. Un triunfo histórico que la burocracia sindical no podía aceptar. Fue así que, un año más tarde, el 20 de marzo de 1975, las fuerzas represivas ponían en marcha el operativo Serpiente Roja del Paraná, comenzando a allanar domicilios, el sindicato y encarcelando a dirigentes y obreros. Todo, bajo el aval del Estado de sitio. La versión oficial diría que se había descubierto «un complot subversivo tendiente a paralizar la actividad industrial, con epicentro en Villa Constitución».

Sin embargo, pese a todo, la resistencia continuó y se lanzó una huelga histórica de 59 días convocando a la gente a organizarse para sostener la lucha. Una semana más tarde, el 27 de marzo, la policía ingresaba en Acindar. Si bien la huelga se sostuvo y se organizaron guardias para enfrentar a los parapoliciales, con el tiempo, poco se pudo hacer contra la represión. Vendrían por delante asesinatos, secuestros y desapariciones de muchos de quienes participaron activamente. Un campo para ensayar lo que estaba por venir. Durante aquellos días, todo el pueblo se había unido en una misma lucha común. Hombres y mujeres escribiendo, cuerpo a cuerpo, una de las gestas más grandes de la historia argentina.